El 5 de junio celebramos una nueva edición del Día Mundial del Medio Ambiente, una jornada clave para reflexionar sobre cómo convivimos con el planeta. El lema de este año, impulsado por la ONU, es directo y contundente: «Acabar con la contaminación por plásticos».
¿El objetivo? Hacer frente a uno de los retos ambientales y sanitarios más importantes de nuestro tiempo. Porque el plástico, a pesar de su utilidad en muchos ámbitos, ha generado una crisis global que nos afecta a todos: desde los ecosistemas hasta nuestros propios cuerpos.
El plástico: de invento revolucionario a problema global
Desde mediados del siglo XX, la producción de plástico no ha dejado de crecer. Hoy en día, se producen más de 430 millones de toneladas cada año. Una gran parte se utiliza para fabricar envases y productos de un solo uso, muchos de los cuales se emplean durante apenas unos minutos, pero pueden tardar siglos en descomponerse.
La mala gestión de los residuos plásticos ha provocado un alarmante aumento de la contaminación en mares, ríos, suelos e incluso en la atmósfera. Pero más allá del impacto ambiental, preocupa cada vez más la presencia de microplásticos en nuestra vida cotidiana.
Microplásticos: invisibles, pero presentes en todas partes
Los microplásticos son pequeñas partículas de plástico de menos de 5 mm que pueden provenir de la abrasión de materiales más grandes, del desgaste de la ropa sintética, de la degradación de envases o de cosméticos con microesferas. Ya se han encontrado en lugares sorprendentes:
- En el agua potable (embotellada y del grifo).
- En alimentos como el pescado, el marisco o la sal.
- En la placenta de bebés antes de nacer.
- En la sangre humana, los pulmones e incluso el cerebro.
El reto del reciclaje y la importancia de una gestión adecuada
Solo una pequeña parte del plástico mundial se recicla de forma efectiva. Esto puede deberse a diversos factores: diseño de envases difíciles de separar, contaminación de los materiales, falta de infraestructuras o baja participación ciudadana.
Por eso, la gestión responsable de los residuos, tanto a nivel institucional como empresarial, es fundamental. En diferentes países, cada vez se impulsan más iniciativas orientadas a:
- Clasificar correctamente los residuos plásticos.
- Valorizar los materiales mediante centros especializados.
- Exportar residuos reciclables a plantas autorizadas fuera del país, cuando el territorio no dispone de las infraestructuras necesarias para su tratamiento final.
Este proceso de exportación, bien gestionado y en colaboración con gestores homologados, es una pieza esencial para garantizar el correcto tratamiento de los materiales y fomentar la Economía Circular.
¿Qué podemos hacer como sociedad?
Acabar con la contaminación por plásticos requiere un esfuerzo colectivo, pero todos podemos contribuir: desde las administraciones, las empresas, las escuelas y, por supuesto, la ciudadanía.
Algunas acciones clave:
- Reducir el uso de plásticos de un solo uso, como bolsas, vasos o cubiertos.
- Reutilizar envases, fiambreras y bolsas de tela de silicona.
- Comprar a granel o priorizar productos con envases reciclables.
- Separar correctamente los residuos y llevarlos a los puntos de recogida adecuados.
- Apostar por productos con menos plástico o elaborados con materiales reciclados.
- Participar en acciones comunitarias, como limpiezas de río o bosques.
Las empresas también tienen un papal fundamental: aplicando políticas de reducción de envases, innovando con el ecodiseño de materiales más sostenibles y colaborando con gestores autorizados para garantizar una trazabilidad real de los residuos.
Día Mundial del Medio Ambiente 2025
En resumen, el Día Mundial del Medio Ambiente 2025 nos invita a hacer una pausa y reflexionar. Poner fin a la contaminación por plásticos no es solo una tarea ambiental: es una responsabilidad compartida para garantizar un futuro habitable para todos.
No se trata de hacerlo perfecto, sino de empezar. Cada acción suma.
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